CÓMO PROTEGER CABLES ELÉCTRICOS: LOS PRINCIPALES RIESGOS

Factores como el material que recubre el cable pueden ser la clave

La electricidad y las instalaciones eléctricas son uno de los recursos más usados en cuanto a la generación y aprovechamiento de la energía necesaria en los procesos de producción en los distintos sectores industriales.

Y es que el uso de esta forma de energía ha supuesto un enorme salto de calidad y cantidad en el transcurso de la industrialización y la automatización de la producción.

De hecho, en muchísimas películas de ciencia ficción no pueden faltar los escenarios repletos de cables e instalaciones, que inmediatamente despiertan en los espectadores una sensación futurista y de tecnología desconocida, pese a que llevamos mucho tiempo acostumbrados a usarla.

Sin embargo, por muy eficiente que sea este tipo de tecnología, tiene sus riesgos y hay que tener en cuenta su protección y mantenimiento.

Uno de los aspectos que más se esmeran los encargados de la seguridad en las instalaciones es en cómo proteger los cables eléctricos, uno de los elementos que más riesgos conlleva y en los que más atención hay que poner a la hora de proteger la instalación.

¿Cómo tenemos que proteger nuestros cables eléctricos? 

Cuando pensamos en cómo proteger los cables eléctricos, debemos tener en cuenta que dicha protección tiene que englobar tanto al cable en sí como a su entorno para poder garantizar la mayor seguridad posible.

El elemento clave va a ser siempre el cable. Será necesario que el propio material del cable esté diseñado para garantizar su protección, ya que la manipulación del cableado es una de las acciones que más riesgos puede conllevar para los operarios encargados de hacerlo y, por mucho que haya un protocolo que estos expertos técnicos siguen por tal de minimizar los riesgos de la operación, un cable recubierto con un material que sea capaz de aislarlo y a su vez tenga suficiente flexibilidad como para ser tremendamente funcional.

Para pensar cómo proteger los cables eléctricos, deberemos fijarnos también en el entorno de los mismos, es decir en el conjunto de la instalación en sí.

Esta debe estar diseñada e instalada por profesionales expertos, que respetaran todas las máximas pensadas en reducir los riesgos que conlleva el conjunto de cables que forman la instalación.

En el momento de decidir cómo proteger los cables eléctricos, debemos tener en cuenta los principales factores que pueden causar desgaste y deterioro o directamente un fallo en los mismos: principalmente el agua, los agentes externos como el polvo y el contacto constante con el sol, así como la temperatura en que se encontrará la instalación. 

Todo ello puede desgastar los cables, con lo que debe ser nuestra principal preocupación encontrar un material resistente a todas estas inclemencias.

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